Brócoli con pollo

Receta ↓ Ángela Solar

¡Transforma tu cocina con el exquisito brócoli con pollo! En un abrir y cerrar de ojos, este plato te cautivará con su armonía de sabores intensos y su irresistible textura crujiente.

Ingredientes para brócoli con pollo

¡Vamos a por esos ingredientes que convertirán nuestro brócoli con pollo en una auténtica delicia! Te cuento un secreto: la selección de ingredientes no es algo que tomo a la ligera. Por ejemplo, la pechuga de pollo, unos 400 g, siempre la elijo de corral, su sabor es incomparable y la textura, ¡ni te cuento!

El brócoli, unos 300 g, lo selecciono siempre fresco y bien verde; es el alma de nuestro plato y nos regala ese crujiente tan característico. ¿Y qué me dices del ajo y la cebolla? Aquí entre nosotros, una vez probé con cebolla caramelizada y el resultado fue espectacular.

El aceite de oliva, unas 2 cucharadas, es el oro líquido que no puede faltar, y en cuanto a las especias, me gusta ser generoso con la sal, la pimienta negra y el curry; una pizca de cada uno y nuestro plato cobra vida. La combinación de salsa de soja, miel y zumo de limón es mi toque personal, una mezcla que nunca falla.

¿Te atreves a darle tu toque personal? A veces añado unas semillas de sésamo tostadas o un poco de jengibre rallado para sorprender a mis invitados. ¡Anímate a experimentar y cuéntame cómo te ha ido!

Preparación del brócoli

¡Manos a la obra con ese brócoli! Busca uno que te haga pensar en los bosques más frondosos, ese verde que promete una aventura de sabor. Bajo un chorro de agua fresca, trátalo como lo que es: un tesoro de la huerta.

Recuerdo que mi abuela siempre decía: "El brócoli es como una flor que se come", y con esa idea, corta los floretes con delicadeza, buscando esa armonía que nos regalará una cocción perfecta. Y oye, que el tallo tiene su encanto, ¡déjate sorprender por su textura!

¿Vamos a blanquearlo o a cocerlo al vapor? Si eliges blanquearlo, dale un baño exprés en agua con sal, como refrescarse en un día de verano. Luego, un chapuzón en agua fría para sellar su verdor y crujido. Si prefieres el vapor, es como envolverlo en una nube que conserva todo su esplendor natural.

Experimenta con las especias al cocinarlo, ¿qué tal un toque de ajo en polvo o unas semillas de comino? Encuentra ese punto en que el brócoli está listo para unirse a la fiesta de sabores en tu sartén. Y recuerda, como decimos por aquí, "al brócoli lo que pidas, pero siempre al dente".

Preparación del pollo

¿Te imaginas impregnando la pechuga de pollo con un elixir de sabor? Pues eso es justo lo que vamos a hacer. Toma esos jugosos 400 g de pechuga y sumérgelos en una alquimia de salsa de soja, miel y zumo de limón, espolvoreada con el hechizo del curry, la sal y la pimienta negra.

Permíteles disfrutar de este baño de aromas durante 20 minutos, aunque si te dejas llevar por la pasión culinaria, déjalos hasta que se maravillen por una hora entera.

Cuando llegue el momento cumbre, calienta esa sartén como si fuera un sol de mediodía y coloca el pollo para que se dore con entusiasmo. Observa cómo se transforma, cómo la piel se vuelve crujiente y dorada, un espectáculo para los sentidos.

Dale vueltas con mimo, asegurándote de que cada lado se caramelice a la perfección. ¿Quieres un giro inesperado? Atrévete a añadir un poco de jengibre rallado o unas gotas de tabasco a la marinada y cuéntame qué tal esa explosión de sabores.

Uniendo los ingredientes

Imagina que estás frente a tu sartén, listo para orquestar un espectáculo de sabores. El pollo, ya impregnado de esas notas exóticas de nuestra marinada, espera ansioso su momento de gloria. Calienta un poco de aceite y, cuando esté listo, introduce el pollo.

Escucha el chisporroteo, señal de que se está formando esa costra dorada que tanto nos gusta. Mientras tanto, el brócoli, verde y vibrante, aguarda su entrada triunfal.

Añádelo a la sartén y déjate llevar por el aroma que se desata. ¿Por qué no darle un giro? Unas almendras laminadas o unos piñones tostados pueden ser los cómplices perfectos para este baile de ingredientes.

Y recuerda, tú tienes el control: ajusta el fuego, mueve los ingredientes con mimo y cuando cada bocado te susurre al oído que está listo, emplata y disfruta de tu creación. ¡Buen provecho, artista!